Decepcionado, me siento muy decepcionado de Abismo de pasión, la telenovela más importante de El Canal de las Estrellas.
¿Por qué? Porque no pasa nada, porque carece del más elemental sentido del suspenso, porque no existe la más mínima química entre sus protagonistas y porque lo poco que sucede ahí es de flojera absoluta.
Uno la ve porque ni modo de cambiarle a La mujer de Judas de Azteca 13, que está peor, y porque a nivel nacional no hay nada más.
Sí, a lo mejor usted es muy afortunado de tener cable, o de vivir en la Ciudad de México y de poder gozar, a esa hora, del resumen de Infames, pero a nivel país o nos chutamos Abismo de pasión, o nos chutamos Abismo de pasión. ¡Qué horrible!
Con razón hay tantas personas que parten del supuesto de que Laura y Cosas de la vida son las más grandes fuentes de orientación social de nuestra nación.
Con razón hay tantas personas que van a decidir por quién votar en julio a partir de los spots que se están transmitiendo a cada rato.
Si ése es el nivel de nuestra máxima aportación dramática, no hay manera de exigirle más a los demás.
Por eso es importante que discutamos nuestras telenovelas. Aquí están las claves de muchos de nuestros parámetros sociales.
¿Qué pasa con Abismo de pasión? ¿Por qué, después de aquel arranque tan espectacular, ya no viene al caso?
¿Por qué estamos hablando mal de esta telenovela, que es melodrama tradicional a la mexicana y, en cambio, hablamos bien de otras como La que no podía amar (salvo por su desenlace) que eran exactamente lo mismo?
Abismo de pasión es una nueva versión de Cañaveral de pasiones que, a su vez, era el refrito y fusión de varias historias de Caridad Bravo Adams (La mentira).
La que no podía amar, a pesar de que pudo haber usado como referentes otras adaptaciones de esa misma historia como Te sigo amando y Monte Calvario, se fue directo al original de Delia Fiallo (Esmeralda).
Esto fue genial. ¿Por qué? Porque Te sigo amando y Monte Calvario se desarrollaron para las necesidades específicas del momento en que se produjeron.
Haber acudido al original le dio la posibilidad, a sus adaptadores, de hacer algo muy específico para el público del siglo XXI.
La gente de Abismo de pasión se debió haber ido a las historias de Caridad Bravo Adams, no a la fusión y adaptación de los años 90, que era para los requerimientos dramáticos de ese momento histórico.
Lo que usted y yo estamos viendo todas las noches no es, ni algo para nosotros, ni algo que su escritora hubiera querido que viéramos como estamos viendo.
Todo el conflicto que Abismo de pasión lleva meses contándonos, Cielo rojo, por ejemplo, nos los contó en menos de tres semanas. ¿Por qué? Porque a estas alturas del partido no da para más.
¿Quién diablos se puede emocionar con el viejo truco de que los protagonistas de una telenovela no se pueden casar porque son hermanos, cuando todos sabemos que no los son?
¿Cómo, un universo de tantísimos personajes, se puede sostener únicamente con esto? ¡Cómo!
No, ¿y vio la escena de la boda el viernes pasado? ¿Usted no se quiso morir de las vergüenza?
Ahora resulta que cualquier tipo se puede meter a las oficinas del gobierno de Yucatán con un rifle en la mano, hacer un larguísimo escándalo y dispararle a alguien sin que un solo policía aparezca para impedírselo, ya no se diga para capturarlo.
¡Con razón nos va como nos va a nivel imagen, seguridad pública, violencia y respeto a la ley! Si eso es lo que nos están enseñando las telenovelas, ¿qué podemos esperar de lo demás?
Yo sí estoy muy triste con este caso porque, objetivamente, Abismo de pasión está excelentemente bien producida, tiene una dirección de arte de lujo, unas locaciones maravillosas, un vestuario exquisito y un reparto internacional de primera.
Pero todo puesto en función de una historia que no le dice nada a nadie.
¿De qué nos sirve un trabajo tan bonito contado a través de escenas tan cortas si todas las mamás de ese melodrama se hacen las enfermas, si todo el cuento gira alrededor de un collar que va y que viene, si no hay amor, si no hay suspenso y si lo menos interesante son los protagonistas?
Si Elisa (Angelique Boyer) se casa a escondidas con Damián (David Zepeda), ¿quién se emociona? Si Gael (Mark Tacher) se fue del pueblo, ¿quién lo extraña?
¡Cuidado! Éste es el eje de toda la telenovela.
¡Qué tan mal no estarán las cosas en esta producción estelar de Televisa que nadie habla de Angelique Boyer como se hablaba de Daniela Castro en su momento (o de la misma Angelique cuando estaba haciendo Teresa)!
¡Qué tan mal no estarán las cosas aquí que el único personaje verdaderamente maravilloso e indispensable es Gabino (Salvador Zerboni), el villano!
Decepcionado, me siento muy decepcionado de Abismo de pasión. ¿Usted no?